Los perros de la mente ladran
Cuando miramos a través de la
mente, ella muestra coherencia en todo lo que despliega. Se asemeja a un río de
dos orillas, una suave y otra cruda. Todo sumergido en el ego resuena a
huracán, zumbando entre los dos extremos, de lado a lado, formando apegos. Las
gentes, generalmente confundidas en la dualidad mental, obnubiladas por el
flujo intermitente, van detrás de la búsqueda del placer y con el obsesivo
intento de alejarse del sufrimiento. Las aves al vernos cantan y los perros
ladran, saltan y corren, aunque nos abrimos paso como luz azul que rebota en el
muro cubierto de enredaderas que confunden. No dejamos de parecer nueces de
cáscara dura - por dentro suave alimento - que impide salir la risa sanadora. La
mayoría, confundidos en imaginaciones, atrapados por las costumbres, no saben
qué abandonar ni qué esperar. Quedarse en la confusión, sin saber quién es
nuestro amigo o enemigo, es desalentador. Muchos suponen que la comprensión
servirá para solucionar problemas en el mundo cotidiano, no se tiene idea que los conflictos actuales
son productos de la rueda del Hacer, llámese
causas y efectos. Todos ellos, “los aparentes problemas”, están
adaptados al impulso provocado por nuestros deseos. Cuando esto se descubre es
posible recibir la asesoría a un buen caminar, que vendrá generalmente como
producto de haber abandonado la idea de resultado, dado que se ha salido del
espacio tiempo y se conoce sin la venda que ha quedado disuelta por la nada…
R.Malak
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