Soy todo y todo es mí mismo. El
mundo aparece real y es solo una ilusión proyectada en la pantalla de la
conciencia. El agua no teme al agua, ni el fuego al fuego, de igual modo, no
aparece el miedo ante una ilusión creada por mí, pues no soy nada que pueda
sentir. Ser no pertenece a los estados de la mente. Ser contiene todos los
estados, incluso el más demandante y corriente: el estado egocéntrico, tan
habitual que la mayoría supone que es el estado normal de vivir. Lo que soy no
tiene forma, ni nombre, nada soy. El apego al nombre y la forma se alimenta de
miedo, y dado que soy nada no tengo apego pues la nada no teme a la nada.
Aunque todos la teman, la nada toca la nada y se transforma en nada. La normal experiencia de la libertad, o la
transparencia de la propia mente en niveles más profundos, puede parecer
comprensión pero es solo autoafirmación y engaño protector del ego, ya que la
misión de este ha sido diseñada para proteger el instrumento de expresión. Si
desapareces en el silencio, uno ya no es conciencia centralizada, en el mismo
sentido en el que un río ya no es cuando se sumerge en el mar. El nombre, la
forma, ya no son, pero el agua permanece y se aúna con el océano, siendo
Conciencia de Ser en Plenitud. R.Malak
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