martes, 10 de junio de 2014

Palabras, más palabras



Las palabras, como medio de expresión de una comprensión de la realidad, tienen una utilidad muy limitada. Hay varios ejemplos de lo que se pretende hacer con ellas en este sentido. Poner fin al sufrimiento es una de las intenciones, mostrar cómo se viven situaciones limitadas es otra, o pretender develar la felicidad como si fuera la responsabilidad más importante, así como buscar solución a los conflictos mirando al pasado o al futuro, o resolviendo la cuestión de quién soy yo. Esta última se transforma en un entendimiento intelectual que presenta nuevos conceptos. Otra pretensión en el uso de las palabras es ponerle límite a las situaciones que nos han llevado al desastre que observamos. Se buscan medios lingüísticos con mucho afán para tratar de trasmitir lo inefable.

Sin embargo  la vida se presenta muy simple cuando abandonamos esa absurda búsqueda o los deseos de llegar a un sitio, o conseguir algo, alguna una cosa. De pronto nos damos cuenta que estamos en una celda construida por la mente, y el principal objetivo es salir de allí. Una de la razones de esta prisión mental es que le ponemos  límite a todo. Caen las barreras cuando aceptamos la plenitud que todo lo abarca, la presencia que está en todo y que lo es todo, un existir único, inefable, pleno, que no somos dos. De pronto aprendemos sin necesidad de un profesor, con un lenguaje no ligado a una creencia que es más comprensible. No es preciso eliminar a este yo, más bien aparece como un “domesticar el yo” que permanentemente quiere salir de si mismo como ego separado e independiente, autovalente.

Puedes estar caminando o sentado, puedes estar moviéndote o tranquilo, la cuestión es:  examina a ese yo ego, reflejo o imagen de lo que crees ser. Nuestras ideas consideradas elevadas son finalmente contrarrestadas por ideas transformadas en acciones de cualquier naturaleza, ya sea noble o innoble. En la verdad, por ejemplo, la suposición de que uno ayuda a los demás es transformada por la comprensión de que no hay ningún otro.  O se ve que no es posible describir la verdad porque al hacerlo uno la niega, debido a que no puede ser contenida en palabras. 

La verdad solo puede ser expresada por la negación de lo falso en acción. Para esto debe ver lo falso como falso y rechazarlo. Cada situación es reconsiderada de modo distinto, por ejemplo los deseos  impulsan a los logros y la búsqueda de satisfacción, y por otro lado las aspiraciones apuntan a lo que eres. De pronto la comprensión de lo que no eres es reiterativa como la ola que golpea contra la roca, así la mente destroza los vocablos que se estrellan contra el presente, la luz se presenta y se desenvuelve. No necesito cambiar para expresar lo que soy, lo que Soy es presencia,  todo es posible aquí y ahora. La identidad atrapada en un marco mortal es solo una ilusión. R.Malak.


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