¿Por qué disculparse? nada está hecho, lo que viene se va. La ola de recuerdos está llena de espuma falsa. Al volcarse desde si mismo se conoce el modo que otros que han experimentado por sí mismos y en sí mismos, enseñando sin proponérselo, expandiendo el perfume de paz y silencio.
Las dicotomías acerca de energía y materia, creador y creación, o de esto y aquello, están presentes; cada uno ve lo que parece, pocos entienden lo que es. Con el acceso a la tecnología, ahora la palabra se reemplaza por la imagen, con una fuerza intensa y emocional que atosiga la mente.
Muchas palabras y esquemas rotos, mil intenciones o solo un lucero, sin embargo nada queda, no sirve la pesadilla. El cielo esta allí y todo continúa; la comprensión no es cuestión de conocimiento, sabiduría, metafísica o religión. Las incontables ramas que proliferan en pensamientos, palabras y acciones, actitudes, tendencias e impulsos, tienen sus raíces en maneras extrañas de pensar. Las atracciones de una vida superficial y fácil se presentan vacías.
Si hay confusión no sirve explicar lo que para mí es claro. Así como un arrollo que baja de la montaña brilla cuando el sol se refleja en él, de igual modo emana lo esencial sin detenerse. Actualmente, tras la búsqueda de sensaciones, proclaman que han paseado por el espacio sin encontrar lo Esencial en ninguna parte; como si su misma presencia no fuera testimonio de su existencia.
Aunque atrapados en la respuesta fácil, no tiene mucho sentido pensar que esta se encuentra en una actitud en la vida o en una forma de estar en ella, pues todas las cosas y los entes manifestados están integrados en un todo verdadero, en su totalidad.
Ahora, si la atención se presenta inestable o está vuelta hacia la manifestación dual se debe, principalmente, a que es filtrada por los sentidos, que quedan apegados a la diversidad, brotando de la conciencia cuando se muestra a través de la mente. R.Malak
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