La observación sin juicio provoca
el silencio de la mente y la liberación de la ignorancia de si mismo. No es que
haya algo que buscar o que haya nada que buscar porque ambas cosas no tienen
sentido. Observación sin juicio es un instante sin tiempo, no es algo que se
experimente. Es colocarse en la fuente misma, fuera del lenguaje, por ello la
mente se silencia. Cuando la observación se desglosa en observador y objeto
observado, parece que se rompe la unidad. Todo lo observado o percibido está
formado en la conciencia, es un objeto, una construcción formada por la mente.
La realidad la hemos fragmentado en dos y no podemos sentir la belleza y la
armonía de la unidad, se nos escapó, por tanto la observación sin juicio no da
espacio al observador ni a lo observado. Si aceptamos un concepto nos detenemos
allí, atrapados en el lenguaje. Aquí, en la observación sin juicio, no se hace
nada y todas las incógnitas se resuelven. (Resplandor No-dual 1.15)
La observación sin juicio, como
saber, es sin conocedor. El conocedor surge posteriormente cuando hay
apropiación del conocimiento por parte del ego, es decir, cuando aparece la
razón y la estructuración. La observación sin juicio muestra una forma de saber
del mundo y queda velada en el instante en que el ego renace y nos recordamos
conociendo y comparando. (Resplandor No-dual 1.18)
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