Hay tendencia a cosificar la realidad,
con duros vocablos intento abofetear con sinceridad.
No discuto, por bondad, pues sería como jugar con el sol del mediodía.
Mi caminar está en el hacer
y en el trozar las porfías de los agudos.
Mientras atravieso el destino de la apatía,
muestro lo que le es negado a muchos.
Llamo a sumergir la mente en la conciencia aunque todos estén sumergidos en los objetos.
Todo lo que se pueda explicar con
palabras no es lo real, así que, diga lo que diga, no es lo real. La
confusión proviene del desequilibrio de los elementos del
universo, llámense Fuego, Agua, Tierra, Espacio, Éter. Cuando
ellos están alineados, el cuerpo humano está en paz. Al empezar a
observar la mente, ya la has identificado y el puente se ha roto. Así, dejas de
estar impregnado por ella, y desaparece. Verificas entonces que, para existir,
no necesitas de su cooperación.
Existes sin el ego, solo Sí mismo
es lo real.
El que sigue el sendero se retira a
su interior cada vez que puede. Durante ese periodo refuerza su convicción de
practicar aquellas enseñanzas heredadas de la tradición. Sus actividades
diarias se mantienen con normalidad, pero se cuestiona el curso de su vida, por
si hubiera algo que modificar.
Comprender quién soy hace que me
conozca, y, si hay críticas, no tengo problemas, ya que ellas me brindan la
oportunidad de reconocer el funcionamiento del ego, tendiendo a la comprensión.
Y, ¿qué hay de los deseos y apegos?
Reconozco que son una parte del mundo que vivo; lo mismo que los árboles
están ahí, igual que las nubes están ahí, ellos son como son y yo soy como soy.
La mente, confundida por ideas erróneas y adicta a pensar, se ve afectada por
los apegos hasta que reconozco su existencia. R.Malak
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