Cada día he escrito sobre temas de interés espiritual,
intentando a la vez aclarar conceptos que aplicamos cotidianamente con un
significado que a veces se queda corto cuando los queremos usar para apuntar
hacia aspectos más profundos. Por ejemplo en la literatura tradicional, tanto
religiosa como filosófica o mística, el término conciencia es usado con
frecuencia. En general la referencia apunta al conocimiento que se tiene de si
mismo, del entorno y de las experiencias. También se menciona que una persona
puede tener conciencia social, conciencia estrecha, conciencia amplia,
conciencia moral, etc. Tales generalidades, no obstante, no explican la
conciencia como el campo o continente infinito donde se da la experiencia de lo
finito. Para mi particularmente Conciencia es Ser en movimiento que puede
expresarse como un continente con multiplicidad de contenidos en ella. La
Conciencia es permanente, sin embargo sus contenidos son temporales, surgen, se
sostienen y desaparecen a la luz de la atención.
Seguiré con estas aclaraciones manteniendo el hilo que apunta
hacia lo que es permanente y lo que no. Muchas
veces consideramos que solo somos una entidad independiente (mente-cuerpo-sentimientos)
y por tanto nos damos el alimento que satisface el pensar-hacer-sentir, sin
embargo en algún momento de pronto nos notamos a punto de desfallecer porque
hemos descuidado el alimento espiritual, eso que nos conduce a la vivencia
integral y profunda de ser, más allá de nuestra identidad . Es ahí cuando la
vida nos exige, por medio de lo que llamo la ley del amor - y que muchos llaman
karma (el hacer) - que pongamos remedio a esta situación, mas no existen
técnicas, metodologías o prácticas que nos lleven a la integración total de lo
esencial. La integración, si pudiera llamarse de ese modo, es siempre por
comprensión directa e inmediata, no como resultado de un proceso; en cambio las
técnicas, ejercicios, mantras, etc., son
propios de la identidad, o sea, son procesos del hacer que quedan dentro del
funcionamiento mental. Lo mental, como proceso, no accede a lo esencial, que es
permanente, porque se queda dando vueltas en lo impermanente.
Habiendo mencionado eso, otro término que es adecuado revisar
es el de La Gracia, ya que se menciona que cuando no se puede llegar a lo
esencial por medio del hacer, no queda más que esperar la Gracia. Si hablamos de una expresión de la Gracia, es
necesario aclarar que ella no es lo mismo que la felicidad que muchos confunden
con algún estado especial de euforia. En el concepto que deriva de mi
comprensión, la Gracia es el llamado de Si mismo, que está constantemente
repicando, y para recibirla hay que estar dispuesto a ella. La Gracia se está
manifestando permanentemente y solo es preciso detectarla con la disposición
adecuada.
Así como la Gracia es una emanación permanente, de igual modo
es la Felicidad en su sentido real. Conviene también investigar este término,
ya que se supone que esta no se tiene y que por ello no puede ser permanente,
puesto que no se detecta. Entonces aparece el imperioso deseo de la felicidad,
lo cual crea sufrimiento, porque buscando felicidad en lo que es temporal no se
halla la Felicidad permanente. Incluso podemos decir que la búsqueda de
Felicidad tiene dentro de sí las semillas del sufrimiento. Se debe a que se
expresa el sufrimiento como un producto del deseo de posesión o por poner
nuestro énfasis vital en la obtención de placer, siendo la base de todo ello el
sentido de carencia. Por eso bien podríamos plantear que si abandono el deseo
de buscar placer como sucedáneo de felicidad, no germinará la semilla del
sufrimiento, ya que por causa del apego al placer quedo expuesto al dolor que
se siente cuando este no se consigue, y susceptible a los errores y a los
frutos de esos errores que son expresiones de dolor. Aún así, sin la
comprensión integradora de lo esencial de Ser, o Realización de Si mismo, el
resultado de estas comprensiones parciales no puede ofrecer una liberación
permanente del sufrimiento.
Hay muchas lecturas en las cuales los autores proponen la
Realización de Si mismo, lo que confunde es no saber qué es lo que realmente
proponen, entre otras cosas, porque los conceptos que se utilizan son muy
variados de unas enseñanzas o doctrinas a otras y a la vez, dichos conceptos no
coinciden en su uso con nuestra manera cotidiana de aprehenderlos.
Desde el punto de vista de lo Esencial nada es existente de
forma independiente, todo es ilusorio en cuanto a objetos individuales. Dentro
de tal ilusión se plantea que hay estados y niveles de comprensión, de ahí la
imagen de la escalera en la que cada cual ocuparía un peldaño, todo ello ideas
tremendamente confusas que no son explicadas claramente. La enseñanza tradicional,
dentro de las doctrinas más serias, menciona que habría un estado, como proceso
de asimilación o de comprensión, que va “desde el ego hasta el yo Soy” y otro más
profundo “desde el Yo soy hasta lo Esencial indescriptible”.
Esto se puede tratar de aclarar de la siguiente manera. La
Conciencia Yo Soy es la centralización de la Conciencia esencial como punto de
manifestación. Se sabe que Soy y de inmediato me relaciono con la entidad “cuerpo-mente-sentimiento”,
es decir, que la Conciencia esencial se reviste de identidad generando una
personificación o ego. La mente, como una función de conciencia, es lo que
produce esta ilusión de ser una entidad temporal separada de lo esencial. Al
identificase con el cuerpo como manifestación de la mente se está completamente
cautivado por la ilusión. En cambio, se sabe de Si mismo, o sea, Yo Soy, cuando
no hay una identificación con la identidad sino que se comprende esta como
expresión exclusivamente operativa o vehículo, y se sabe que no se está
atrapado en la falsa identidad. Dicho de otro modo, cuando se detiene, o se
observa sin juicio, la actividad mental, - y en este caso ya no puedo mencionar
que es un estado - eso es puro Si mismo que sabe de la expresión de Sí Mismo
más allá de todo concepto o definición.
La Realización de Si mismo es la comprensión que integra lo
que Soy con la expresión manifestándose de mi mismo y el mundo. En tal integración
se ve el mundo como es y no como se interpreta o imagina,
el desapego asegura la acción justa, las aflicciones y satisfacciones
vienen y se van y a veces pueden ser físicas,
emocionales o mentales, pero son siempre temporales; se vive el mundo, intenso y pleno, no
separado de Si mismo. Gracia, Felicidad, Comprensión, Liberación y Realización
emanan naturalmente desde la esencia de Ser. R.Malak
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