viernes, 28 de febrero de 2014

28 de Febrero 2014 – Plenitud indescriptible


No voy a decir que la realización de sí mismo esté precedida de un proceso de larga maduración, ni tampoco que sea automático. Lo que si diré es que no es un proceso que esté relacionado con la causa y el efecto. Diré que, como no es un proceso, se precisa abandonar toda  pretensión de logro. La realización de sí mismo ocurre cuando se abandona la dualidad psicológica entre lo que se cree ser y lo que se quiere llegar a ser, mostrándose el amor. El amor es la expresión que elimina todo lo contrario a sí mismo. Una acción realizada con corazón dispuesto, apropiado, puede eliminar todos los deméritos adquiridos anteriormente, y la ley de la bondad divina se presenta para equilibrar lo que no se ha ajustado.

Quien practica disciplinas espirituales debe tener presente que ellas no pueden ser forzadas, ellas deben desplegarse en forma natural, inherente a la personalidad del ejecutante. Ya sea que las practique todos los días o a todas las horas, es conveniente ejecutarlas como si fuera lo más natural del mundo, realizado por amor, en amor y a través del amor. Por tanto, en vez de intentar buscar el saber académico, es preferible intentar conocer la realidad de sí mismo por medio de una práctica coherente.

La dificultad de comprender la realidad, que debería ser fácil, es que a veces se convierte en una cuestión muy difícil, y la causa básica es que nos hemos vuelto extraños a nosotros mismos. El motivo principal es que usamos el intelecto y la lógica del pensamiento discursivo en vez de una percepción integral de sí mismo. La razón puede explicar lo finito con certeza pero le es imposible explicar lo Absoluto.

La mayoría de los que siguen una vía tienen la esperanza de que algo los despertará, que algo los sacará del sufrimiento. El error fundamental es suponer que estamos separados de lo Divino. Un apuntador puede enseñar lo que es enseñable, en cambio la Verdad no se enseña, porque lo absoluto es no-dual, no acepta ser descrito y transformado en un objeto de investigación. Tarde o temprano nos damos cuenta de que nada de lo que provenga del exterior podrá dar esa plenitud de ser que es la vivencia no-dual, donde no estorban las distinciones entre sujeto - objeto y solo sobreviene la unidad pura y sin atributos. Es ahí donde yacen los tesoros de lo esencial indescriptible y la verdadera felicidad. 

Para conocer esta verdad no hay una senda más corta que otra, todo depende de las personas, ellas varían en sus caracteres y personalidades, además, en el grado de madurez que tengan, por tanto, tampoco es posible encontrar una senda única que impulse a realizar a todo el mundo. Aquí no puedo dejar de mencionar el privilegio que es contar con un buen apuntador, quien, como una señal en el camino, indica una ruta probable.

Puedo añadir que también se muestra una gran dificultad para la realización que menciono en el hecho de que el modo de vivir de la mayoría de las personas, está, por diversas circunstancias, vuelto hacia lo cotidiano. Además hay que considerar que las estructuras y funciones del cuerpo han mecanizado el aspecto manifiesto de la conciencia, y por ello la conciencia se mantiene centralizada, de preferencia, en lo fenoménico. En mi caso, al igual que la mayoría de los apuntadores no duales, recomiendo anclarse en la certeza de que no somos el cuerpo, e indagar quién soy yo.

Una vez que tengas esa certeza, esta hará que puedas trascender los pares opuestos, a la vez que los sostienes sin rechazarlos, más allá de toda duda. Aparecerá ante nosotros un movimiento natural, no forzado, que se refiere a observar las cosas tal cual son. No se trata de certificar estados especiales de conciencia sino de comprender a la mente como una función de la conciencia. R.Malak

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