La verdad básica es esencialmente la misma para todos, lo
cual es de esperar que sea así, puesto que solo hay una Realidad. Sin embargo,
maestros diferentes ponen énfasis diferentes sobre diversos aspectos de su
enseñanza, y para este propósito emplean terminologías ligeramente distintas o
usan estos vocablos de una manera flexible que se ajuste con sus propósitos. El
propósito generalmente es la extinción del yo separado.
Cuando la mente se agita el mundo danza, lo mismo que las
agitadas aguas del lago hacen que la luna presente una danza que es todo
apariencia. Cada persona reacciona hacia
su naturaleza de acuerdo a lo que ha implantado en su caminar en tiempos
pretéritos, es así que temprano más que tarde, los estados de comprensión
limitados, que se basan fundamentalmente en un sentido de identidad separada,
deberán ser dejados de lado. Por tanto, o respondemos a lo aprendido y a lo que
la educación o la cultura ha implantado en nuestra memoria o rescatamos lo que
siempre hemos sido: esencia Divina.
Los aparentes tú y yo aparecen como puntos en la
conciencia; nosotros, como identidad, no
somos nada aparte de la conciencia. El mundo gira en una danza permanente como
suspendida en un hilo de la conciencia; por tanto, si no hay registro desde la
conciencia, no hay registro del mundo. Cuando comenzamos a aplicar una
observación sin juicio, de inmediato recuperaremos la posición de anfitrión y
queda ante nosotros la danza mental. La conciencia nunca dice "quiero
esto" o "no quiero aquello", no dice nada, es la mente con su
funcionalidad que continuamente acoge
todo lo que surge en su campo. Cuando dices “quiero esto o no quiero eso”, no
es la conciencia la que está hablando, es simplemente un pensamiento surgiendo
en su interior, que luego es recogido por la mente. R.Malak.
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