lunes, 4 de agosto de 2014

No eres un cuerpo

Navego por la música y observo el viento que juega en las nubes. Sedas y pasto cubren praderas, la cordillera a lo lejos se muestra y el ambiente se cubre con su frescor. El río baja violento y golpea fuerte, dando forma a la roca, tallando con arena. La humedad se desliza por mi rostro, cubriendo de contento, mientras el frío se congela con el fuego que amenaza la primavera. Dentro del corazón hambriento de plenitud, siempre guardo el anhelo dulce, fervoroso y hermoso de la manifestación Esencial.



Cuando, como persona, perdemos la comprensión de nuestra naturaleza, es porque estamos atrapados en el mundo cotidiano. Es natural que siempre estemos buscando, consciente o inconscientemente, lo que creemos haber perdido. En las primeras etapas de aprendizaje, por carecer de atención, buscamos afuera lo que realmente está dentro de las capas más hondas de nuestro interior. Además buscamos por caminos errados lo que puede obtenerse solamente de un modo. Pero cuando hemos develado suficientemente, y hemos entendido adecuadamente la facultad espiritual del discernimiento, en esos momentos procedemos a seguir maneras justas y efectivas, y la senda del desenvolvimiento espiritual recobra finalmente el conocimiento de su real naturaleza. Sólo entonces termina esta larga y ardua búsqueda, y la persona queda en evidencia de que es Sí mismo, y, por tanto, ya no hay deseo de cosa alguna.

Eres el “uno”, aunque no lo comprendas, Sí mismo inmutable, idéntico en todos. El corazón del buscador, a la simple indicación de lo real e indescriptible, recoge los ojos con indiferencia hacia el mundo externo de la manifestación. 

Se nota que todo es indescriptible. Los antiguos textos lo mencionan de distintos modos. Eres eso que está a la vez dentro y fuera. Recibe el nombre de todos los dioses de todas partes. Si es así, ¿por qué estás tan confundido? Eres todo en todas partes, ¿de dónde nace el error?, ¿por qué corres de un lado a otro asustado por tu propia sombra? Transfórmate en un manojo de interés hacia lo real, cólmate en tu propio modo, abandona el mundo de la teoría, recoge lo práctico de la realidad. Eres ilimitado, toda luz penetrante. En ti no hay distinción entre el día y la noche. Eres Sí mismo, continuo Ser, uno en todos sin ninguna división. R.Malak


No hay comentarios: