lunes, 22 de diciembre de 2014

Conciencia o mente... no hay otra opción

Imágen tomada del blog http://cartas-lastinas.blogspot.com/


“Conciencia, te mostraste frágil. ¡De qué manera solo bastó que te diera un aliento!, y se abrió el abismo, con su embeleso, deteniendo mi vida en la frontera. El espacio y el tiempo quedan abiertos para surgir en amplitud.
La malla fina del día ya es postrera, dejando lejos la comprensión que esperaba mayor apertura, mientras el verdor no se detiene añadiendo experiencias.
Tomé la plenitud y ardió la hoguera. Paseando desde el oscurecer hasta el amanecer, nada hubo que dejara de complacer. Profetizando el porvenir sin barreras, me perdí bajo las urgencias de la manifestación, dejando atrás la tiniebla mientras ascendía la claridad que engañosamente parecía nueva”.

En cambio, al quedar en manos de la mente, que es inestable y ávida de atención, siempre entrometida en asuntos ajenos, la energía se consume en una proyección hacia afuera. Esto se puede comparar con un mono encaramado en un árbol, que brinca incansablemente de rama en rama. El movimiento característico de la mente es también conocido como el salto del mono, ya que se mantiene la tendencia a aferrarnos rápidamente a una nueva identificación tan pronto se ha abandonado la anterior, como un mono que no suelta una rama antes de haberse asido a otra. Si pudiéramos soltar la rama de la que estamos colgados, sin agarrarnos a otra, caeríamos dentro del corazón, permaneciendo en la no localización. Desaparecerá todo lo que uno conoce, todo lo que se nos ha enseñado, como un proceso de desaprender. R.Malak