viernes, 26 de septiembre de 2014

El lenguaje de la locura

Así como un rayo de luz no se ve - a no ser que lo intercepten motas de polvo - lo real hace todo conocido, permaneciendo ello mismo no conocido. Lo indescriptible se muestra fácil de alcanzar, pues somos el verdadero ser de uno. Si uno deja de pensar y de desear, allí se está. Los deseos, santos y no santos, vienen de uno mismo, dependen de la sensación de ser. Usted es esa Esencia pura e inmutable.

El camino verdadero es el del amor, y el otro es el camino del intelecto. Amor es transformarse en la otra persona, o, dicho de otro modo, no distinguir diferencias entre ambos. O sea, no hay un tú ni un yo, solo la existencia. ¿Qué tan importantes son las palabras como lenguaje? Las palabras apuntan al intelecto, sin embargo en el amor no hay palabras. En todo caso, el amor verdadero no frustra el deseo de expresión. Sin amor todo es contaminado, incluso la vida misma, que se muestra como un espejismo, un vacío, un hastío.

Hay dos maneras de relacionarse con las personas; la primera es la que todos usan, a través del ego. Este modo no es lo más adecuado, dado que hiere. La otra es el tratamiento sin ego; este modo se presenta cooperativo y  beneficioso para todos.

Una persona común dice: "Yo soy yo y Ud. es Ud.", y cree que esto es verdad. Un individuo común se identifica con sus pensamientos y su cuerpo. Los que miran distinto no están apegados a sus cuerpos y sus pensamientos, aunque todavía los emplean para distintos fines; si no hicieran uso de sus cuerpos y mentes, ellos no serían capaces de enseñar la senda.

Hay cosas que no podemos evitar en cada minuto de existencia en este plano: esto es pensar, sentir y hacer, es el permanente movimiento de la vida. A ello le sumamos que el cuerpo, la mente y el corazón, están sumidos y compuestos de impulsos profundamente arraigados en estructuras conscientes e inconscientes. Conocer eso es el trabajo del personaje implantado como la individualidad.

Todo proviene de nuestra mente; estamos tan preocupados por los objetos externos, que nunca miramos hacia dentro, ni nos cuestionamos qué es lo que los hace tan interesantes. No obstante, la mente es parte inseparable de nosotros. En tanto existamos, nuestra mente permanece ahí, en nosotros. Así vamos siempre subiendo y bajando. No es nuestro cuerpo el que sube y baja, es nuestra mente, la mente cuyo funcionamiento no entendemos.

Soy el que usa la mente, soy la esencia  omnipenetrante; no tengo forma, estoy más allá de la división entre sujeto y objeto. No soy un objeto para mí mismo. R.Malak


miércoles, 24 de septiembre de 2014

EXPLICACIONES

Hay tendencia a cosificar la realidad,
con duros vocablos intento abofetear con sinceridad.
No discuto, por bondad, pues sería como jugar con el sol del mediodía.
Mi caminar está en el  hacer
y en el trozar las porfías de los agudos.
Mientras atravieso  el destino de la apatía, 
muestro lo que le es negado a muchos.
Llamo a sumergir la mente en la conciencia aunque todos estén sumergidos en  los objetos.

Todo lo que se pueda explicar con palabras no es lo real, así que, diga lo que diga, no es lo real. La confusión proviene del desequilibrio de los elementos del universo, llámense Fuego, Agua, Tierra, Espacio, Éter. Cuando ellos están alineados, el cuerpo humano está en paz. Al empezar a observar la mente, ya la has identificado y el puente se ha roto. Así, dejas de estar impregnado por ella, y desaparece. Verificas entonces que, para existir, no necesitas de su cooperación. 

Existes sin el ego, solo Sí mismo es lo real.

El que sigue el sendero se retira a su interior cada vez que puede. Durante ese periodo refuerza su convicción de practicar aquellas enseñanzas heredadas de la tradición. Sus actividades diarias se mantienen con normalidad, pero se cuestiona el curso de su vida, por si hubiera algo que modificar.
Comprender quién soy hace que me conozca, y, si hay críticas, no tengo problemas, ya que ellas me brindan la oportunidad de reconocer el funcionamiento del ego, tendiendo a la comprensión.
Y, ¿qué hay de los deseos y apegos? Reconozco que son una parte del mundo que vivo; lo mismo que los árboles están ahí, igual que las nubes están ahí, ellos son como son y yo soy como soy. La mente, confundida por ideas erróneas y adicta a pensar, se ve afectada por los apegos hasta que reconozco su existencia. R.Malak 

martes, 9 de septiembre de 2014

Se asoma un cambio de estación



Has visto un rayo en tu vida, en esta selva de lo cotidiano. Crees ver y, quizás, es solo un espejo, como la mente, que refleja lo que está en tu corazón. Por allí se entra a lo hondo de tus ojos, por la región profunda del Ser, y el silencio intenso surge solo. ¿Quién es quién? Solo el rocío te habla. Nubes y viento cruzan el cielo, y buscan lo que siempre es. La noche se extiende en lo externo, y las sombras cubren los espacios cerrando los labios a lo planificado.

Existe una periodicidad en la que las estaciones se van sucediendo una a una. La regeneración se da después del ciclo del invierno. No es que la naturaleza se haya replegado, o dormido, sino que todo se apresta a ser renovado. Aunque parecía que se había eliminado tras una especie de decadencia durante el otoño, ella continúa subsistiendo. Solo que lo que ya no es útil pertenece a un pasado caduco. Los árboles se desprendieron de sus frutos, de sus hojas, de sus viejas ramas, y los dejaron caer al suelo, para que, sobre los restos de la experiencia pasada, resurjan con nueva fuerza  en la  llamada de la primavera.

Para algunas personas la vida no es sino una constante repetición prolongada, muy circular. La mente se comporta como un círculo, y se mueve. Si observas, vas tomando conciencia de las vueltas de la mente. Una y otra vez trae las mismas emociones, la misma cólera, el mismo odio, la misma codicia, el mismo ego, y siguen estando expuestas a la estructura diseñada que las sumerge en pensamientos reiterativos y circulares.

Hay muchos que confunden “no pensamiento” con “no ego”. Los que practican métodos de meditación observan que la mente queda quieta, en ese punto parece no haber pensamientos, pero de hecho los hay, la persona continúa firmemente con un solo pensamiento. La mente no se mueve, el acto de pensar no se realiza. Esto recibe distintos nombres de acuerdo a la tradición que se siga. No supongas que por sentir esta experiencia se es un iluminado, o, para decirlo de otra forma, darse cuenta de ese estado no significa necesariamente estar en comprensión. Tan solo se ha abandonado por unos instantes la circularidad de la mente, y se ha detectado la armonía que se filtra por la estructura condicionada.
Por instantes, la idea del yo desaparece, el ego se sumerge en el fondo de la conciencia, los pensamientos continúan moviéndose en el cielo de la mente, como nubes que pasan y se desplazan. Puede funcionar la construcción de ideas coherentes, el razonar y el realizar juicios. La diferencia está en que las funciones mentales no se le atribuyen al ego centralizado en la identidad.


La verdad es una, podemos acercarnos a ella de muchas maneras y podemos expresarla de muchos modos. Las nubes van cruzando el cielo aceptado de la identidad, haciendo lo mismo una vez, y otra, y otra. Ahora, siguiendo la exposición inicial sobre los ciclos de la naturaleza,  es la época para resurgir con más brío, eliminando de sí todo cuanto ya no es válido. Al igual que los árboles sueltan las hojas muertas, se dejan ir pesadumbres, deudas, enfados, etc., -cargas estériles todas ellas-, y se transforman en cenizas. Haz desaparecer todo cuanto es banal y transitorio. La naturaleza de la vida aparenta sufrimiento, cuando lo real es que eres Ser puro e infinito, el sí mismo absoluto, nada más que sí mismo. R.Malak