jueves, 6 de marzo de 2014

6 de marzo 2014 - La noche oscura (I)


El que camina en la senda puede reír y llorar y eso no significa que no esté libre del deseo y del temor; puede reír y llorar de acuerdo con las circunstancias pero interiormente está lúcido, observando desapegadamente las propias reacciones espontáneas; no se llena de desasosiego, hace lo necesario, no se inquieta por el futuro y hay una respuesta adecuada a cada situación; actúa y sigue adelante, no se preocupa de los resultados, ni si son buenos o malos. Las cosas acontecen como acontecen, cuando la mente está agitada las cosas danzan, lo mismo que las agitadas aguas del lago hacen que dance la luna. Para el que se ha establecido en sí mismo todo es apariencia y en ningún caso tiene el corazón seco.

El yo separado se mantiene pensamiento tras pensamiento, no sabe que se desvanece y necesita reafirmarse constantemente. Su alimento es el pensamiento, es la sustancia que lo mantiene activo. Enfocarse en algo es fortalecerlo. Lo único que hay que hacer es centrarse en nuestra presencia esencial, ignorar lo demás, que no interese. El que cree que le interesa precisa saber que es un pensamiento más. Pronto sabremos que el pensamiento que dice ser tú no es un yo separado, no es lo real.

Lo esencial nos enseña a servir; a través del trabajo podemos mantenernos y mantener a nuestros seres queridos, incluyendo el cuerpo en buena forma y la mente ágil y dinámica. Veo el trabajo como una bendición, las obras  son de servicio y amor.

Hay un término muy utilizado por los místicos de este lado del mundo para denotar cierto estado emocional y psicológico, así como para indicar un período de prueba por el que todo mortal pasa alguna vez en su vida; es algo así como la noche negra, que se caracteriza por que la persona experimenta muchas frustraciones. Cualquier cosa que se propone hacer parece cargada de incertidumbre y obstáculos. No importa cuánto intente o cuánto conocimiento aplique, se siente atrapado. Cuando parecen materializarse las oportunidades parecen escapar de sus manos. Cosas con las que contaba no se realizan. Sus planes se tornan estáticos y no se concretan. Ninguna circunstancia le ofrece solución o aliento en cuanto a su futuro. Este período está repleto de conflictos, desánimo y depresión. 

Durante este período la persona se siente fuertemente tentada a abandonar sus más preciados ideales y esperanzas, tornándose extremadamente pesimista.  El mayor peligro, sin embargo, es su tendencia a abandonar todas aquellas cosas a las que atribuía gran valor e importancia en la vida.  Puede encontrar inútil continuar sus estudios en la senda, sus actividades culturales o espirituales. Si sucumbe a tales tentaciones estará realmente perdido. 

Según la tradición mística este es el período en el que la fibra de su personalidad es probada. Sus verdaderas convicciones, su fuerza de voluntad y su merecimiento para una mayor comprensión pareciera que se someten a prueba por la conciencia. Es aquí que tenemos que clarificar qué es la conciencia, la gente confunde  conciencia con inteligencia o con el intelecto y a la persona muy inteligente o muy intelectual le dan el calificativo de muy consciente. La Conciencia en la persona a veces es descrita como una especie muy particular de aprehensión, de conocimiento interior totalmente independiente de toda actividad mental. Generalmente cuando hablo de Conciencia apunto a un estado de realización o expresión de Ser o el movimiento del Ser como continente con sus respectivos contenidos. R.Malak

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