Quisiera conversar sobre algo que me apasiona: es la búsqueda de lo
trascendente. En este último tiempo no se tiene en cuenta lo que
tradicionalmente mencionaban los místicos de antaño, que la comprensión de lo
espiritual es producida en forma autógena, que viene de dentro de su ser, no le
es injertada desde afuera, sino que es uno mismo quien la provoca y la entiende.
Esta comprensión produce un cambio en la manera habitual como se mira la vida
de ahí en adelante.
Si me preguntaran directamente cuál es el objetivo final de la vida en
la Tierra, no dudaría en decir que es realizar, o dicho de una manera más
occidental, que la naturaleza Esencial se presente en comprensión sin tiempo,
sin forma y sin espacio. La realización del Ser se da a través del desapego y
por medio de una meditación activa que va disolviendo las semillas o vasanas
que no han germinado aún.
¿Qué pasa ahora? Vivimos en un mundo superficial, en que todo se compra
o se vende, todo es desechable. La mayoría piensa que, así como con solo entrar
en un mall, un centro comercial o un supermercado puede acarrear hasta el lugar
de pago una serie de productos desechables, se puede encontrar productos en el
mercado de lo espiritual que agrandarán su espiritualidad. Accediendo a estos supermercados
de lo superficial en que todo a la larga es descartable, se cree que lo
profundo, lo santo, la creatividad, la belleza, el amor y cuanto hay de lo más hermoso
de la persona, cae en la categoría de las cosas de fácil adquisición.
Desde el umbral, la libertad es comprender las obstrucciones. Si mismo
está más allá de la mente constructora de ideas, más allá de la capacidad de
sentir, más allá del hacer o de cualquier pensamiento aunque sea el más elevado
que se tenga. Si mismo es más elusivo que el espacio vacío, más íntimo que
cualquier sentimiento.
Le llamo resplandor a esa comprensión por la rapidez con que ocurre, desde
ahí los hábitos son contemplados en su real dimensión por la conciencia y desde
la conciencia. Esto provoca que vayan desapareciendo uno a uno los antiguos
hábitos y apegos, ya que ellos quedan sin el filtro del ego, de frente, como
ilusiones.
La complicación de enseñar la realidad es que no soporta explicaciones
racionales, es imposible conducir a nadie a través del análisis intelectual. Esta
comprensión es sugerida, anunciada, intuida, apuntada; no aparece como una
experiencia, se presenta como algo vivo, como una vivencia que no resiste
argumentaciones y se hace imposible transmitirla a los demás, salvo que el que
escucha la haya tenido previamente.
Lo que puede hacer el apuntador es sugerir, mostrar el camino, de tal
modo que la conciencia dirija el movimiento llamado atención de manera que la
mente dualista se recoja en ella. La aparente dualidad desaparece, el tiempo es
el ahora que se muestra como la eternidad y el espacio se muestra como lo
infinito.
Después del resplandor las indicaciones estarán por todas partes. Cuando
la mente, como función de la conciencia, ha sido diseñada desde la misma
conciencia, el resplandor no dual aparece por todos lados. Un sonido
inesperado, una observación apropiada o inapropiada, un incidente casual, una
flor que aparece, un movimiento de luz, son la oportunidad para que la mente se
abra a la inteligencia esencial. Un suceso insignificante se presenta lleno de
Sí mismo y de realidad. R.Malak
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