martes, 4 de marzo de 2014

4 de Marzo 2014 - Asombro


Con naturalidad las personas se abisman del morir o de ver morir, pero es raro el que se abisma del nacer, lo que merecería más su sorpresa puesto que ello lleva a quedar sumergidos en la ilusión del vivir, sumergidos en una comprensión inestable, cosa que no tarda en darse al ser programados y reprogramados por ideas y estructuras condicionantes.

Las razones que se tengan para que cada cual se mueva - ya sea dentro del circulo lógico, emocional, de la acción o de los logros - pueden ser múltiples y variadas, lo interesante es que hay un modo, normalmente no considerado, de estar en la vida y de observar el mundo, que no es nuevo, y está siendo aceptado con mucha fuerza y buscado con dedicación. Este es el modo no-dual, que deja lejos lo impermanente de la vida para que lo real tome sentido de autenticidad.  Este modo plantea que el mundo es una ilusión y que la realidad no se presenta a los ojos y, por ende, no es posible reconocerla objetivamente. Menciona que lo apreciado solo es aceptado por el filtro de la identidad a través de las ideas y conceptos, una idea dentro de infinitud de ideas. 

Para un buscador sólo hay una manera de ser feliz: complacer a la fuerza interior que presiona por expresarse. Esta ocasionalmente se expresa como éxtasis, es algo que se siente de modo emocional, ilumina de una dicha que satura el corazón de cada aspirante, también se siente esa dicha cuando la mente buscadora se fija objetivos inspiradores.

Claro está que el número de personas que engañan a otros es inmenso pero el número de las personas que se engañan a sí mismas es infinitamente mayor. Se puede seguir enumerando lo que se presenta, solo que en lo personal, no aparece nada como mío propio sino como expresión de lo que se observa. Si no tengo “yo”, ¿dónde está lo “mío”? El que ve sabe que, con un poco de atención, el otro verá también, pero no se plantea la cuestión de entregar nada. Se expone lo que se comprende, se muestra un camino corto y fácil para que sean capaces de ver lo que se ve, pero deben abandonar ese modo de aferrase a los viejos hábitos de pensamiento, de sentimiento y de acción. El conocimiento de sí mismo es una dimensión completamente nueva, donde no hay nada que dar o tomar.

El deleite de estar en la línea de compresión indicada por Si mismo es algo que sentimos desde los pies a la cabeza; toda la persona lo disfruta. El deleite lo sentimos por todo el cuerpo cuando estamos totalmente dedicados y escuchamos sin condiciones las expresiones de Si mismo. Lo más sutil de lo sutil, lo más grande de lo grande, contiene la identidad dentro de sí mismo dando la impresión de que el contenedor es lo contenido al sentirse en pleno corazón. De pronto, en forma inesperada, no causal ni casual, estamos de frente al resplandor no-dual, como esa comprensión que sobreviene.

Explicado de otra manera, por ejemplo, puedo decir “nosotros, usted y yo parecemos vivir del mismo modo”, la duda se plantea en que lo que yo veo no es lo mismo para usted que para mí, incluso si tomamos agua, en la acción existe un abismo, en su opción de beber agua y en la mía. Usted bebe agua, en cambio mi beber está relacionado con el resplandor no dual y lo bebo hasta el tope. El ambiente externo aparece diferente a cada observador según varíen las condiciones de tiempo y espacio, y ahí está lo crucial del problema de las ilusiones creadas por los órganos sensorios.  El conflicto se produce pues lo absoluto aparece diferente a cada individuo, debido a las diferencias en los correspondientes sujetos y objetos, aunque exista en su forma verdadera y única en lo Divino.  R.Malak

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