miércoles, 26 de marzo de 2014

26 de Marzo 2014 - Libre albedrío (1)

La mente es una función de la conciencia que está diseñada para manejar los pares opuestos, la naturaleza la preparó para que estuviera regida por la aplicación llamada causalidad, por tanto, en ese aspecto es claro que no somos libres. Esto define una ley que es conocida como el Hacer o karma. Las expresiones que llamamos destino serían por tanto todas las escrituras del pasado quedando establecidas como orden para ser cumplidas por el Hacer. La aparente libertad o libre albedrío es el mismo condicionamiento expresado en el presente, aunque la relación tiempo este implícito, lo cierto es que son uno solo y lo mismo, el Hacer ya escrito o el Hacer en ejecución.
                                                               
La pregunta que podríamos presentar es: ¿qué tan libres somos? ¿Podemos elaborar, construir y re- escribir de nuevo nuestra historia si es que no nos agrada la que estamos viviendo? Al ejercitar el libre albedrío en el pasado, o mejor dicho, al reescribir nuestro futuro, trajimos al ahora lo que se llama “destino resultante”. Por tanto, al ejercitar el libre albedrío en el presente, podríamos construir y reconstruir nuestra historia, pero atención, es la misma historia de la identidad que estamos representando, la misma historia del personaje actual.

En la ética o la moral tiende a establecerse que las personas son responsables de sus propias acciones, y por ende, de sus consecuencias. La psicología y la fisiología establecen que se pueden controlar algunas de las acciones del cuerpo y de la mente, obviamente de las que se es consciente, no de las que quedan desconocidas.

Una gran mayoría de personas supone que somos libres, supone que lo que escogen, las decisiones que toman y las acciones que ejecutan son decisiones individuales, y piensan que en cada momento pueden enmendar rumbos. Por lo que hemos vivido sabemos que esta aparente libertad está sujeta a la necesidad que es demandante. El modo como hacemos las cosas no cambia tan solo al quererlo, incluso a pesar de todas las reflexiones que podamos hacer. Desconocemos qué somos y que como personas estamos atrapados en un cuerpo con un juego de genes demandantes, con un carácter heredado y con una educación y cultura implantadas al principio de nuestra vida. Solo allí nos damos cuenta del proceso y podemos comprender esta ilusión.

A veces acontece que las personas son desafortunadas y se topan con un juego de circunstancias que la mayoría llama mal destino, desconociendo que es el resultado de causas, en su mayor parte, accidentales, y por lo tanto pueden estar entretejidas de una manera muy suelta. Existe siempre la gran tentación de pensar de una manera condicionada y suponer que las cosas son como uno las ve, pero un número enorme de cosas se hacen automáticamente sin que seamos conscientes de ello. La sumisión a lo Esencial significa abandonar todos los pensamientos y concentrar la mente en Ello. Si las acciones de la mente, del lenguaje y del cuerpo se sumergen en lo Divino, todo el fardo de nuestra vida estará en manos de Sí mismo. R.Malak


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