martes, 11 de marzo de 2014

12 de Marzo 2014 - Tendencias


El lenguaje es una herramienta mental que trabaja con opuestos. Las palabras, las frases que emitimos, no están provistas de un significado independiente del contexto en el que las pronunciamos. El lenguaje se parece a una caja de herramientas: no es posible establecer, antes de su empleo, para qué sirve tal o cual instrumento, así como en este caso mis letras están expresando ciertos momentos que, por su complejidad, prefiero dejarlos como una prosa o poema. 

“Un antojadizo ensueño poderoso de ausencias ocasionalmente me impide respirar, el pasado se endurece como granito que choca fieramente con la razón, el tiempo se apaga con el ahora y los ojos se deslizan con sonrisas, la esperanza de ver lo real se asoma alimentada con el amor, dibujando en el cielo figuras irreales, y mi ego se quema, o mejor dicho, como una estatua de sal se sumerge perdiéndose en el océano de tu vida.”

La verdadera guía no debe tener un carácter dogmático, debería consistir más bien en principios e ideales que señalen el camino. Todos reconocemos la influencia de las enseñanzas de Cristo, de Buda, de Mahoma y de muchos otros. Es preciso ver en ellos sus valores individuales, sin que tengamos que quedar atados exclusivamente a las definiciones precisas que se han asignado al método de vida de cada uno de ellos.

A veces la manifestaciones de los pensamientos construyen tendencias, se transforman en hábitos que se arraigan en la memoria presentándose constantemente como conductas específicas, así se autoalimentan provocando reacciones dirigidas hacia un sentido. Conveniente es reconocer las cualidades de esas tendencias o pensamientos para comprender si ellos son constructivos o destructivos.

Lo adecuado, en relación a lo correcto o incorrecto de cada situación, para uno que se encuentra más allá de las clasificaciones espirituales, es lo nominalmente puro. Los sentidos y el cuerpo tienen urgencias que deben ser canalizadas en forma adecuada y constructiva. Se requiere saber quién es tentado y quién está ahí para tentar. Si se quiere hacer un ejercicio de renuncia, más que hacerlo de las apetencias físicas es algo que debe ser interno, no tan solo del cuerpo. La confusión fundamental es identificase con el cuerpo, como no se conoce a sí mismo y  se toma erróneamente al cuerpo por el Ser, esto se extiende como error en sus expresiones a través de la mente. R.Malak

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