viernes, 21 de febrero de 2014

21 de Febrero 2014 - Meditación


Algunos, al comenzar este camino, se dan cuenta que la mente es su principal obstáculo y tratan de aquietarla, diciendo basta ya de la cháchara sin fin, de sentencias repetidas una y otra vez, de clichés.  Ocasionalmente logran detenerla por un rato pero no por mucho tiempo. Algunos estudiosos recomiendan trucos como repetir formulas, cantan, rezan, respiran intensa o suavemente, se agitan, dan vueltas, se concentran, meditan, persiguen trances, cultivan virtudes todo el tiempo, etc. Si no fuera tan trágica esta situación bien la podríamos considerar ridícula, ya que se logra prácticamente nada.

Un maestro antiguo comparaba los atributos de la mente diciendo que puede presentar dos estados: uno como agua y otro como miel. En el estado como agua la mente vibra a la menor perturbación, mientras que en el estado como miel, la mente, por mucho que se la perturbe, retornará rápidamente a la inmovilidad. La mente es quieta cuando está libre de las emociones negativas, por tanto podemos concluir que nuestra mente está en permanente conflicto. A veces hay conciencia de estos conflictos y otras veces no, esta cuestión provoca la gran dificultad en los que se asoman a la meditación estructurada, o sea, el vivir con un constante volcán. Por eso es necesario aprender  y saber qué es lo permanente y qué lo impermanente. Todo emana del sí mismo que es el factor común en la raíz de toda experiencia, de toda emoción, de toda sensación y de toda acción, es la presenciación en la que todo acontece, incluso lo fenomenológico; el campo entero de la conciencia es como una película. Ser mí mismo en el amor es todo, y no hay más que ser mí mismo. Todo lo que existe, existe como mí mismo; no hay nada que sea diferente de mí, no hay ninguna dualidad y, por consiguiente, ningún sufrimiento. Los aparentes problemas solo son miradas parceladas de lo real que es la esfera de amor en la que todo es perfecto. Lo que acontece, acontece espontáneamente, sin intenciones, como la digestión o el crecimiento del cabello. R.Malak

2 comentarios:

Delia dijo...

Leer esta reflexión me lleva a recordar mi inicio en este tema, recorrí varias de esas técnicas que no me ayudaban en absoluto, salvo para darme cuenta que no se trata de métodos ni de caminos...y ese fue un gran descubrimiento. Ese darse cuenta llega en los modos y momentos que debe llegar y nos ayuda a ir dejando atrás lo que ya no nos sirve, aunque de alguna manera nos ayudó a discernir y aclarar ese torrente de enseñanzas que nos estaban confundiendo.
Gracias y un abrazo a los dos.

Maria Luisa dijo...

Gracias Delia, otro abrazo para ti.