Entender la comprensión de lo
esencial con una mente condicionada es como entrar en la tienda del que
vende carbón y suponer que la ropa saldrá sin una
mancha. Generalmente suponemos que vivimos en un mundo material, sin
embargo vivimos en un espacio- tiempo, con límites y fronteras que son
exclusivamente mentales e ideológicos.
Algunas tradiciones plantean la
teoría de que hay una división de lo esencial entre lo físico y lo espiritual.
No existe esa división, no estamos encerrados en una prisión material, solo estamos
sumergidos en un sueño en el que hemos olvidado lo real. Debemos recordar,
rememorar a Si mismo, comprender la conciencia y su verdadera condición, para
iniciar el regreso al hogar.
Seguir separados es lo que genera la
infelicidad en el mundo, y es cuando se ha alcanzado alguna conciencia de lo
Real que comprendemos la tragedia de la separación, al saber que nunca hemos
sido otra cosa que uno con todo, con el universo, con la totalidad, con lo
indescriptible. Este no es un saber o una percepción o un sentimiento, más bien
es plenitud, dicha, amor, es estar ahíto de Si mismo.
Clarificar o detectar en qué lugar
estamos no es complicado, lo podemos certificar averiguando con qué nos
identificamos. Dado que el ego se identifica con cualquier cosa, preferentemente
escogemos el sufrimiento antes que el éxito porque la carga emocional
del primero es más fuerte y satura todo el instrumento de
expresión. Observemos cómo estamos vistiéndonos mes a
mes, día a día, hora a hora y minuto a minuto, con las imágenes,
conclusiones, ideas y sensaciones que recogemos de la memoria. Con
todo ello nos reforzamos para tener un sentido de identidad, la cual se alimenta
de nuestra historia y del sentido de pertenencia a un grupo, a una ideología, a
una creencia. El ego ha cooperado formando un mundo, y al igual que los cuervos
juntan cosas que brillan para llevarlas a su nido, luego se complica por
lo inhóspito del lugar.
Al despertar y abrir los ojos para
salir del ego se comprende la mente y la ilusión construida. Todo ello, tanto lo
positivo como lo negativo de nuestra mirada, indica que aún estamos atrapados
en la forma, cuando soy inconsciente hay ego. Por tanto,
cuando soy consciente, tanto de mis pensamientos como de mis emociones y
acciones, el ego desaparece. Aquí la mente vuelta a su fuente se mueve
creativamente, fluye de cambio en cambio, sin apegos, mirando directamente a
nuestra naturaleza original, en plenitud, compasión y amor, libre de ego.
Consciente de Ser no dividido, caen los muros y se abren los talentos.
R.Malak