martes, 15 de octubre de 2013

Sonríe


¿Quieres ser consciente de la verdad? Sonríe, el camino está ante ti. Calma la mente que conduce a la armonía con todas las cosas. Paz plena, mira al cielo con emoción intensa y las sombras se alejan. Distribuye la luz sin discriminación: tanto a aquellos que lo merecen como a los que no lo merecen, eso señala que estás en la senda. ¿Cómo saberlo si prefieres algo sobre otro?, ¿si prefieres un sentimiento, una idea, un aroma, una práctica, un trabajo? Entonces tu mente está dispersa hacia afuera, lejos de la unidad de si mismo. Sugiero que tu mente abandone las divisiones y distinciones, y se sumergirá en su fuente, la conciencia.

Todas las cosas se expresan en armonía y la verdad sutil se percibe cuando la mente es simple y está desapegada. Allí te das cuenta que no hay nada que enseñar: ni conceptos, ni modos, ni normas, ni siquiera ciencia, pues te mueves en armonía con el camino. No se requiere construir dogmas ni doctrinas, el camino está allí más allá de las palabras y más allá de la mente. Lo Esencial no está dentro de ti, eres Lo infinito, Si mismo y tienes al mundo y el universo en ti. Eres el centro mismo de Ser, tú eres la divinidad. Lo indescriptible no está ni adentro ni afuera, lo que eres es no dualidad que está más allá de la dualidad espacio-tiempo. Sonríe, eres Eso. R.Malak


sábado, 12 de octubre de 2013

Alimento paradójico


Lo natural es que me asomo como un organismo: cuerpo, mente y emoción, y se muestra el “yo”. Este yo entra en juego cuando la dualidad básica de la observación toma lugar desde un objeto observador hacia otro objeto observado. El primero se transforma en sujeto a través de la manifestación, para la cual, además, se necesita del espacio- tiempo, es decir, el continente para su funcionamiento.

Dicho de otro modo: todo lo que hay es conciencia que se identifica con el cuerpo - mente - emoción; para que ocurra tiene que haber un objeto (sujeto) observador y un objeto observado. El sujeto se recoge en subjetividad y aparece el “yo”, de esta manera la totalidad observa a través del organismo individual. Obviamente, para ser consciente se tiene que ser consciente de algo.

Solo palabras, muchas palabras y esquemas rotos, mil intenciones o solo un lucero, nada queda, no sirve la pesadilla, la comprensión está allí y todo continúa. Cuando te asomes al final de todos los esfuerzos verás que se convierten en nada, es el estado más auténtico, o quizás, mejor dicho, el instante que más se asemeja a lo real; por decir un vocablo diré: “como un estado de la nada”. Obviamente surge la pregunta: Pero, ¿cómo “la nada”? Se exige una respuesta demandando que se muestre de dónde viene todo. Allí es cuando comienza lo paradójico.

La Totalidad no fracturada, conciencia en estado de reposo (Ser), nunca deja de Ser. Se explica la dualidad como una funcionalidad mental en que la Totalidad usa el instrumento, a través del cual funciona, por considerarlo necesario, surgiendo el estado de "Yo Soy". La conciencia se mueve,  sobre la conciencia como continente  se muestran sus contenidos y la observación de su propia manifestación.

Una maravillosa cualidad de la mente es la capacidad de conceptualizar, una cualidad que se muestra individual al centralizarse en alguna de sus múltiples posibilidades, y que en algunos se presenta más desarrollada que en otros. Ella permite inventar distintos mundos que se entrelazan, enredándose en una dualidad absorbente, asfixiante y limitada. Y no importa qué tan brillantemente podamos expresarnos para explicarlo, la fuente innombrada será siempre más exaltada y ahíta de comprensión. En la conciencia continua sin el sentido de la autoría personal, lo que trabaja a través del organismo cuerpo - mente es una mente funcional, desapareciendo la mente pensadora atrapada en la memoria y en los condicionamientos. Esta mente pensadora constituye el sentido de autoría personal, el yo como el autor. Yo y mío solo se refieren al organismo cuerpo - mente - emoción, y la identificación en la comprensión de esto es con la totalidad inmaculada, en que la totalidad se manifiesta cuando cae la identificación con el individuo. Automáticamente queda la identificación con la totalidad inmaculada. Esto continúa como si en la vida no hubiera pasado nada, se conoce como la Gracia, es darse cuenta. La realización se reconoce como dejar caer el yo.

Ya estás “comiendo de mi mesa” en ausencia de dualismo, con una totalidad sin separaciones. En si mismo el universo aparente se manifiesta considerándose a si mismo separado, y ante la comprensión se tiene la ilusión de liberación.  La conciencia impersonal abandona su identificación y realiza su propia y verdadera naturaleza, como un proceso impersonal,  reconociendo la totalidad no fracturada. No es que estés buscando lo Real, sino que la Conciencia, Si mismo,  se está manifestando a través de un organismo cuerpo - mente - emoción, comiendo mi alimento espiritual. R.Malak