jueves, 23 de mayo de 2013

Ser Existiendo

Cuando amanece cada día nadie se pregunta: ¿Quién soy? Nos despertamos y recogemos, a través de la memoria, los recuerdos y los proyectos almacenados. Nos damos cuenta por medio de la funcionalidad de la conciencia - la que denominamos mente - de esta estructura egoica que se mueve y despierta, y que es llamada por cada uno “Yo”. La clasificamos como persona que hace construcciones con la ayuda de todos los sentidos y de todas las sensaciones, que ejecuta los proyectos, planifica o posterga, y que despliega todas las atribuciones de la identidad.

Una gran mayoría ignora que lo natural de cada uno es Esencia pura, la cual no es detectada debido a que está envuelta por pensamientos, por ideas, sensaciones, sentimientos y emociones, las cuales, como si fuera un cocktail, se entremezclan confundiendo y enturbiando la mirada original.

Muchos dicen que el yo es una ilusión, que se vive en esta fantasía aislado tanto de Si mismo como de su entorno, y que este “yo” supone que tiene poder de desición y ejercicio de libre voluntad. Para ellos este “yo” es una construcción ilusoria que aísla al sujeto de su entorno, provocándole, gran parte del tiempo, más sufrimiento que placer. Atrapado en esta identidad, equivocadamente la llama Si mismo, cuando lo cierto es que es un ego construido por apegos y estructuras implantadas desde la niñez. La confusión consiste en suponer que sus percepciones le pertenecen o que son expresiones de su comprensión. Ignora que se expresa como conciencia manifestada o centralizada, la cual, como si fuera un contenido en un tablero de juego, se mueve en la conciencia que actúa como un anfiteatro o continente y que la ilusión ha puesto a disposición de los contenidos para mostrarse como tiempo-espacio.

No digo propiamente que este mundo como lo vemos no exista, sino que más bien no es como suponemos, más bien es todo un espejismo ideológico, el cual existe pero no es real, es impermanente, es fruto de la actividad egoica, es una expresión del yo centrado que se mueve para proteger al instrumento de manifestación.

Como trasfondo de la ilusión está lo Esencial, que es pura comprensión expresándose detrás de todo acto de conciencia, o mejor dicho, como impulsos que animan al universo entero. Así, la conciencia se presenta como energía en su manifestación tiempo-espacio.

Cuando nos reconocemos desde la conciencia, ajenos a las ideologías, libres de pensamientos, lo que se muestra es como puro silencio, no como un producto o contenido silencioso, sino un trasfondo de silencio. Un sagrado silencio que se reconoce como Sí mismo, natural, propio, familiar, lleno de bienaventuranza o felicidad, que nos pertenece a todos y a cada uno, nos sigue como la respiración, sin tener que hacer absolutamente nada. Es Ser manifestado, Ser existiendo. R.Malak



domingo, 19 de mayo de 2013

Felicidad es Conciencia en Movimiento

En toda entidad viviente existe el anhelo por la felicidad; se busca sin saber cómo encontrarla. Muchos creen que podría estar en el bienestar material, otros suponen que es un producto mental que estuvo en nosotros o estará en algún momento en el futuro. Hay quienes piensan que mientras se cumplan las rutinas de comportamiento que fueron implantadas subliminalmente en el mar de nuestra interioridad, se logrará esa anhelada felicidad. Eso deja a la felicidad como un producto de la mente, como algo que me pasa o como el resultado de lo que haga o deje de hacer, y es por eso que la busco.

Algunos buscadores espirituales han supuesto que en la realización se encuentra la felicidad, por tanto se cubren con actitudes que aparentan espiritualidad. Algunos creen que realizarse es como tener el cielo en las manos, con la felicidad a su disposición y que cada expresión que nazca de ellos es luz y felicidad. Así entran a creer que los supuestos realizados poseen dones especiales que los hacen diferentes a los demás. Lo cierto es que la felicidad es nuestra naturaleza esencial, que aparece ante nuestra comprensión cuando las obstrucciones y los juicios demandantes y obsesivos se disuelven, y, reiterando, en cuanto se comprende qué es la realización, queda la certeza de que no hay nadie ni nada que se ilumine repentinamente, pues siempre fue y hemos sido luz y plenitud que ilumina. Saber esta cuestión implica conocer que hemos sido los creadores o las víctimas de esas semillas implantadas, y al instante se revela nuestra auténtica naturaleza mostrando la felicidad que es el otro nombre para la conciencia en movimiento.

Todos los entes vivientes tienen el derecho de ver y saber de lo indescriptible, que se muestra como una expresión de la felicidad, de cara a la Realidad, mientras esta felicidad envolvente se asoma como trasfondo. Se evidencia como una condición subyacente y permanente cuando se descubre que no hay otro sí mismo que sí mismo ahora y sin pensamientos, sucediendo una liberación de la ilusión. R.Malak